lunes, mayo 22, 2006

Hace ochenta años, por las inmensidades patagónicas se escuchaba el eco de balazos. Se estaba fusilando a gente humilde. Los fusiladores eran soldados de Buenos Aires. Eran tiempos de Yrigoyen.

A las peonadas se las fusilaba por huelguistas. Querían hacer cumplir un convenio firmado meses antes por el propio militar que ahora las fusilaba. Los huelguistas eran trabajadores de la lana. Exigían cien pesos por mes, que las instrucciones del botiquín estuvieran en castellano y no en inglés, que se les diera un paquete de velas por mes para iluminarse de noche, y otras pequeñeces. El año anterior, el teniente coronel Varela había venido y firmado el primer convenio rural de la Patagonia, aceptando el petitorio de la gente de la tierra. Pero el convenio no fue cumplido en nada por los patrones. Y las peonadas volvieron a dejar el trabajo y a formar emblemáticas columnas exigiendo justicia; columnas que recorrían el interminable horizonte de las tierras frías pobladas de animales de blanca lana. Es aquí donde se produce el derrumbamiento de toda moral, de toda racionalidad, del más mínimo principio de ética. Varela vuelve con su 10 de Caballería y en vez de castigar a los estancieros que no habían cumplido, fusila concienzudamente a las peonadas, por huelguistas. No hay escapatoria, todo huelguista sea gaucho, chilote o anarquista europeo es castigado duramente y luego fusilado. Sin juicio ni acta. Por orden del comandante. Santa Cruz quedará para siempre con montículos llenos de muertos. Las llamadas tumbas masivas. Ahí permanecerán para siempre, en el silencio del desierto y de las cobardías humanas. Nadie hablará. Sólo en voz baja. Ni los salesianos las marcarán con una cruz de palo ni nunca una mano de mujer colocará una flor. Los gauchos vuelven al corazón de la tierra. Esta es tierra de obediencias debidas. De fusilamiento y desaparición. Las ovejas son para los ingleses y para los señores de las sociedades rurales. Y nada más. Ese es el orden establecido. A los cuales jamás una jeta de negro vendrá a imponerles algo. La comunidad británica de Santa Cruz despedirá al comandante con un emocionado "porque eres un buen camarada". Hay lágrimas en esos hombres gordos y colorados. El comandante ha cumplido con las órdenes de la Casa Rosada. ¿O no? Porque ahora vendrá la cosa. El balurdo es demasiado grande. En Buenos Aires se ha seguido fusilamiento por fusilamiento. La oposición pregunta con voz tonante: ¿quién ordenó matar? Los sindicatos ocupan las calles en protesta. Fusilar en la lejanía había sido cosa fácil. Pero ahora, a esta opinión pública informada, ¿qué se le dice? ¿Cómo es esto que en la Argentina no hay pena de muerte, pero para con los peones huelguistas sí, y sin juicio previo? Se va sabiendo que cuando se declaró la segunda huelga, el presidente Yrigoyen estaba en una situación difícil. El gobierno británico le había enviado un conceptuoso mensaje que si no defendía las propiedades de los súbditos de S.M., Londres enviaría dos buques de guerra que estaban en Malvinas al territorio de Santa Cruz para guardar el orden. Y todos saben que Gran Bretaña no deja solos a sus súbditos en ninguna parte del mundo. También Yrigoyen pasaba un mal momento con el partido dividido, con problemas en Mendoza, con huelgas rurales en la pampa bonaerense, etc. Y se estaba a corto plazo de las próximas elecciones presidenciales. El hilo se cortó por lo más delgado. La orden presidencial al comandante Varela fue terminar con las huelgas patagónicas, y para siempre. El comandante cumplió con toda ferocidad el deber encomendado. Total, los muertos habían quedado lejos, y eran nada más que pobres ovejeros, gente de campo, y algunos anarquistas que proclamaban un paraíso futuro sobre la base de la libertad y el antiautoritarismo. La tragedia oculta llegó al Congreso Nacional. Y ahí quedó todo en claro. Los fusilamientos masivos. La actitud criminal de Varela y sus oficiales Anaya, Viñas Ibarra, Campos, Schweitzer. Posted by Picasa

Con la cabeza vaciada en frío











Gonzalo Rojas

Yo los quisiera ver en los mares del sur una noche de viento real, con la cabeza vaciada en frío, oliendo la soledad del mundo, sin luna, sin explicación posible, fumando en el terror del desamparo.

martes, mayo 16, 2006


Sergio Lay es un aprticular personaje de la pintura, sus obras sobre
todo aquellas con marcados temas urbanos, son de extraordinaria premonición adelantandosé a las dscusiones urbanas y plasmando el deseo y la necesidad de que la alteridad de los espacios nos se mas cercano y posible.

Sergio Lay es un impulsor, hoy es impulsor de la casa negra un
concepto compartido con otros pintores. Sergio Lay un nombre para recordar

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domingo, mayo 14, 2006

Don CLotario a sus 80, un recuerdo para este mes de los trabajadores


"Mis queridos amigos, les he dicho que yo no
tengo ningún mérito y le voy a decir por qué, y
anticipadamente les declaro que yo respeto
todas las religiones y todas las convicciones de
los hombres.

Quiero decirles en este momento en que cumplo 80 años de vida y 60 de lucha, que debo rendir un homenaje a quien imprimió en mi alma esa vocación.

Tengo la obligación de decirlo, con todo respeto, quien ha obrado a través de este miserable
hombre, es Cristo, mi Maestro. Rindo a El este homenaje, porque El ha sido quien más me ha sostenido durante toda la vida en defensa de los
pobres, de los humildes, de los despreciados. Me ha dado fuerzas para estar en la cárcel muchas veces.

He caído preso 25 veces, he estado relegado dos veces y he sido muy golpeado. Todo ello, digo en estos momentos, ¡benditos dolores¡ ¡benditos sufrimientos¡ fueron indicándome
en la vida lo que debía hacer.

Mis queridos amigos, discúlpenme que tenga que decir estas cosas, porque no sería sincero conmigo mismo si estuviera recibiendo homenajes yo como persona. Fuera de toda
modestia, yo no valgo nada. Esa es la verdad.

Aquel maestro es el que ha obrado a través de este pobre hombre. Mis queridos amigos, he luchado 60 años, tengo 80 y esta es mi experiencia. Sigan en esta lucha hacia delante. No desmayen jamás. Porque si hay una felicidad en la vida cuando se va perdiendo, es el recuerdo de lo poco y nada que pudimos hacer. La vida es un relámpago y hay que aprovechar estos momentos para atesorar esto y obtener algún día justicia.

Mis queridos amigos, vuelvo a repetirles que les agradezco profundamente este homenaje tan inmerecido, que sólo nace de lo bondad de sus corazones. Y les diré con toda franqueza que aún sigo trabajando en el Comité de Defensa de los Derechos Humanos por estas mismas reivindicaciones de la clase trabajadora, y en estos instantes tan difíciles para el país, en estos instantes en que todo se ha pisoteado, en que los asesinatos, el soplonaje y la injusticia reinan sin contrapeso.

Sólo podremos vencer esta época tan densa de injusticias y de dolor con la unidad. Soy un incansable predicador de la unidad de la clase trabajadora chilena; porque cuando la clase trabajadora chilena está unida, es invencible. Nadie se atreve en contra de ella.

La justicia y la unidad de la clase trabajadora, sin disparar un balazo ni tener una sola metralleta, vence todas las dificultades. Hay que tener esta convicción compañeros dirigentes, en estos momentos de la clase trabajadora deben tener presente esta experiencia que es valiosísima:

La unidad es invencible Posted by Picasa